creo que es difícil escucharse a sí mismo lo suficiente
creo que es difícil escucharse a sí mismo lo suficiente
creo que el lenguaje ha advertido esto,
¡cuántas veces lo ha advertido!
en los poemas que dejaste marchar– en los poemas que no quisiste oír,
o ser - aquellas maniobras despiadadas que has usado tantas veces
al gestionar de modo óptimo tus fortalezas,
y todo proviene de ahí – una joya que abandona su belleza
y se pierde en los ojos del mundo,
un tejido invisible que nos oculta de los ojos de todos
como un hilo dorado que cubre la carne, herida, mancillada
como un hilo dorado que en vez de sangre conduce agua, nieve,
o dorados filamentos,
oír adentro – muy adentro, el refinado método que hallaste para
herir o situar tu dolor, entre una opacidad y otra,
extinguiendo o mutilando una parte de ti
- yo , que tanto refugio busqué en otros seres incompletos, y aprendí
tu lengua, y la hice mía – y fui testigo de tu belleza –ahogada en rankings
inútiles, pero orgullosa de acuerdo a los patrones de tu padres,
y serviles al modelo neoliberal,
- tú, que no conoces otros dioses –
ni hablaste con ellos en tu infancia; y nadie leyó en tu boca la
historia de Francesca, y sin embargo, huiste y fuiste jaula
de ti mismo – y escogiste hierro de la más alta calidad,
y ahora, que los tejidos de tus músculos intuyen la catástrofe
y abren caminos a nuevas formas de afecto,
como escuálidas ramas resistiendo el inhóspito vendaval,
ahí estás sólo – en la más bella de las fiestas-
a veces observo a los pájaros
graznar, escupir inquietos,
notas dulces y amargas al vacío
la diferencia entre un sonido
y otro es tenue, un tabú casi imperceptible,
- dale espacio a la herida, a la grieta, a lo incierto
y ser el canto de los pájaros,
en tu noche más oscura.
Leonor Olmos.