2.05.2021

Para P.

¿Recuerdas en qué momento nos conocimos? 

Si acudo a mi memoria, las primeras imágenes que aparecen en mi mente son - quizás - el lanzamiento del algún libro, en alguna lectura, en algún evento cultural. No podría asegurarlo. 

Quizás, es más correcto señalar que, nos conocimos a partir de esas tardes en las cuales compartíamos el pasar del verano en una plaza, junto al ir y venir de las personas. En esas tardes, ¿éramos otras personas, o parecidas? Te recuerdo muy seria, muy amable, muy atenta. Pero, también recuerdo que llegabas con tu bicicleta, y con revistas y fanzines. Y que siempre tenías un dato para quien lo necesitara, o un consejo, o un contacto que pudiera ayudar, resolver alguna situación, etc. Durante esa época, yo también era reservada contigo, tal vez para no incomodarte, y aquello me importaba - y no siempre me importa, en la generalidad - porque intuía en ti, cierta fragilidad detrás tus modos, de tus frases, de tus acciones. Y cuando digo esto, no quiero decir que no seas fuerte, porque lo eres, sino que justamente, esa estima, ese cariño, provoca que uno sea más cuidadosa cuando percibe cierta fragilidad, o sensibilidad  del otro (a) en su relación con el mundo. 

Ha pasado mucho tiempo desde esa época ¿no? 

Cuando te vi, me dio mucha alegría, muchísima. A veces las personas nos sujetan a lugares, sensaciones, impresiones, como dices. Cuando te volví a ver, fue volver a esas tardes, fue volver a esa parte de mí. A las conversaciones sobre todo y nada. Extraño siempre el sol, siempre el sol de estas ciudades. ¿Alguien puede entender lo que significó compartir esas tardes, conversaciones, planes, datos, en una ciudad de provincia? 

A medida que pasa el tiempo, admiro más, muchísimo más a las mujeres que siguen su camino - incluso con lo amargo que puede ser, y con lo solitario, que muchas veces es - y me parece tan claro, que quiero estar cerca de ellas, porque me parecen maravillosas.

Esta noche, puede ser una noche horrorosa. Sin embargo, en estos momentos tan extraños, mantener estos vínculos, es mantener la calma en la mitad de la tormenta. 

(Y, sé que te gustan las cartas, este es mi pequeño homenaje. Por la carta que en la otra ciudad, no te escribí.)